
Desde que comencé a ejercer como
psicoterapeuta llevo interesado por las técnicas de relajación y las posibles
aportaciones y beneficios que nos dispensan a través del control del estrés y
la ansiedad, buscando una perspectiva de normalización de nuestras respuestas
fisiológicas. Hasta que llegó a mis manos la obra Mindfulness para la vida
cotidiana de Jon Kabat-Zinn, que rompió mis esquemas sobre lo beneficios
cognitivos y emocionales que proporciona esta técnica.
Vivir bajo la perspectiva del
mindfulness supone vivir de una manera más consciente, es decir, ser autor,
actuar de manera deliberada sobre tu vida, abrirte a un sin fin de posibilidades,
a través de la consciencia del momento presente, sin emitir juicios o
respuestas sesgadas. Es sentir un estado de consciencia plena, produciendo una
integración entre dos estados propios de nuestra consciencia el caos y la
rigidez, ambos limitantes en nuestras potencialidades vitales.
Nuestra vida según Daniel J.
Siegel se mueve como comentaba antes entre el caos y la rigidez, vivimos por
tanto en unas condiciones que limitan nuestras opciones, moviéndonos en un
plano de posibilidades limitadas. Si entendemos nuestra mente como un plano de
infinitas posibilidades, que es el estado que asumimos bajo la sensación de
mindfulness. Nuestra experiencia vital, nos va limitando generando diferentes
islas de activación, es decir, nuestra experiencia y nuestra historia de vida
potencia en nosotros que se den una determinadas activaciones mentales que
aumentan la posibilidad de emitir unas respuestas o generar unos pensamientos
en detrimentos de otros, lo que limita nuestro plano de acción. Eso nos sucede
cuando generamos determinados pensamientos repetitivos ante determinadas
situaciones, o por ejemplo cuando reaccionamos de una determinada manera ante
distintas situaciones. Qué conseguimos con el mindfulness, pues volver a un
plano de mental de infinitas posibilidades.
Por lo tanto, el conseguir la
presencia en nuestra vida depende de aumentar nuestra sensación de seguridad,
nosotros estamos atentos, vigilamos nuestro medio, buscando señales que
anticipen el peligro, cuando detectamos esas señales nos situamos en un estado
de alerta activando una respuesta de huída, o de paralización. El poder estar
más seguros depende de conseguir una consciencia plena donde estemos abiertos a
las posibilidades que nos demanda la vida y no en una situación de supervivencia
constantes.
Para ello es importante que
aprendamos a potenciar en nosotros el mindsight que es una capacidad de la
mente que nos potencia el poder contemplarse a sí misma. como una lupa intensa
con la que comprender nuestra vida interior con mayor claridad; lo que lleva a
una transformación de nuestro cerebro, es decir, tanto el mindfulness como el
mindsight, potencian nuestro cerebro, produciendo una mejora en nuestras
relaciones con los demás. Esta capacidad es innata y supone la base de la
inteligencia emocional y social. el mindsight nos permite efectuar cambios
positivos en nuestro cerebro y en nuestra vida. por ejemplo: ¿alguna vez ha
pensado que no puede dejar de comportarse como lo hace, por mucho que lo
intente? incluso si padecemos miedos irracionales de los que no podemos salir?.
A través del dominio de esta capacidad aprendemos a centrar nuestra atención en
el mundo interno de la mente para cambiar desde el cambio de la propia
estructura cerebral, lo que repercute en nuestra manera de afrontar e
interpretar nuestra vida.
Para practicar mindfulness lo
primero que debemos hacer es relajar, o tranquilizar nuestra mente, calmarla.
Por lo tanto, debemos de centrar nuestra mente en un solo punto, de un modo
ininterrumpido. A este punto exterior lo
denominaremos objeto de meditación, el más utilizado es la propia respiración.
Este parece un reto bastante
sencillo, pero nos daremos cuenta que tendremos que intentar fomentar la
adquisición de esta técnica durante un tiempo, comenzando con tiempos de diez a
veinte segundos, etc.
A continuación os mostramos un
ejercicio propuesto por por Kabat-Zinn (2003, p. 95) que es muy representativo
del mindfulness.
- Adoptemos una postura cómoda, tumbados de espaldas o sentados. Si optamos por sentarnos, mantengamos la columna recta y dejemos caer los hombros.
- Cerremos los ojos si así nos sentimos más cómodos.
- Fijemos la atención en el estómago y sintamos cómo suben y se expande suavemente al inspirar, y desciende y se contrae al espirar.
- Mantengámonos concentrados en la respiración “estando ahí” con cada inspiración y espiración completas, como si cabalgásemos sobre las olas de nuestra respiración.
- Cada vez que nos demos cuenta de que nuestra mente se ha alejado de la respiración, tomemos nota de qué es lo que la apartó y devolvámosla al estómago y a la sensación de cómo entra y sale de él.
- Si nuestra mente se aleja mil veces de la respiración, nuestra “tarea” será sencillamente la de devolverla cada una de ellas a la respiración sin que nos importe en lo que se haya involucrado.
- Practiquemos este ejercicio durante quince minutos todos los días y en el momento que más nos convenga, nos agrade o no, una vez a la semana y veamos cómo nos sentimos al incorporar una práctica disciplinada de la meditación en nuestras vidas.
- Percatémonos de lo que se siente al pasar un rato todos los días nada más que estando con nuestra respiración y sin tener que hacer nada.
Jose J. Rivero
Psicólogo
Coach Personal
Experto en Formación.
Mediador familiar.
Miembro de la Sociedad Española de Psicología Positiva.
Imagen tomada de: http://www.emagister.com/blog/%C2%BFque-es-mindfulness/
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