
Una de las primeras cualidades a
potenciar ante la situación actual, debería de ser, el optimismo, potenciando en
nosotros la confianza. Efectivamente parece una utopía, principalmente cuando
vinculamos nuestro bienestar a elementos tan subjetivos que responden a: tanto
tienes, tanto vales, dependiendo de un salario para poder subsistir, o si
tienes suerte disponer de una ayuda que no sabes cuándo finalizará. Pero la
inmovilidad de la indefensión, sentirme perdido antes de empezar, esa sí que es
una situación caótica en las personas, cuando ya empezamos a pensar que no es
culpa de la crisis, sino que quizás nosotros tenemos algo que ver en nuestra
ineficacia económica y laboral.
Los estudios revelan que las
personas más optimistas tienden a tener mejor humor, a ser más perseverantes y
exitosos e, incluso, a tener mejor estado de salud física. De hecho, uno de los
resultados más consistentes en la literatura científica es que aquellas
personas que poseen altos niveles de optimismo y esperanza, tienden a salir
fortalecidos y a encontrar beneficio en situaciones traumáticas y estresantes.
Claro está, que solo con poner
buena cara no solucionamos los problemas que se agolpan en nuestra vida, por
ello es importante que al mismo tiempo nos diseñemos un plan de trabajo
personal, en que lo más destacable sea en primer lugar entender, que por muy
mala que sea la situación por la que atraviese, puede tener solución si me lo
propongo, y captar que el único actor y escritor de la novela de mi futuro voy
a ser yo, por lo tanto, me tengo que sentir artífice de la misma, planteándome
que cada momento es único e irrepetible, y aunque la realidad se empeñe en
depararme un futuro oscuro y sin alternativas, yo puedo provocar cambios en mi
realidad, resaltando aquellas facetas de mi vida que son óptimas y que no han
cambiado.
Jose J. Rivero
Psicólogo
Coach Personal.
Mediador familiar.
Miembro de la Sociedad Española
de Psicología Positiva.
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