
La respuesta es sí. Podemos adquirir las habilidades y competencias vitales que nos permitan crecer desde la adversidad, potenciarme incluso en situaciones de desconcierto y desesperanza, como las que se están viviendo. Para ello, en mi mochila de la vida, haré uso del optimismo, cambiando mi pensamiento, encontrando los frenos o miedos que me impiden avanzar. Potenciando mi autoestima, para ello he de valorarme y reconocer mi situación de partida. Quitándonos el velo del autoengaño, que en muchas ocasiones es como el lastre de los globos, que no nos permite volar. Junto a ello, debemos de fomentar las relaciones positivas, es decir, aquellas personas que proyectan alegría, y que no están centrados únicamente en resaltar lo difícil y dura que es nuestra vida. Reconozco que es difícil hacer este ejercicio, cuando el dinero escasea y las circunstancias de la vida no son buenas, pero te pregunto: ¿qué haces, esperar a que aparezca la solución mágica o ponerte manos a la obra?
Para ello debemos de comenzar cambiando esa visión negativa que nos trasmite el entorno. Lleva un registro de las situaciones buenas que te pasan en tu día a día. Si te pones a ello, verás que también te suceden cosas que hacen que la vida merezca mucho la pena. Vamos a atrevernos a resurgir como el Ave Fénix. Será positivo.
*PSICÓLOGO Y MIEMBRO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE PSICOLOGÍA POSITIVA
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