
Pero sin duda alguna el potencial de nuestras neuronas es
increible: ¿sabías que cuanto más tiempo puedan experimentar las sensaciones
que se producen al disparar emociones positivas como la gratitud o la
felicidad?
Estas emociones quedan almacenadas más intensamente en
nuestro cerebro y así de alguna manera están impregnando de manera positiva
nuestra mente, lo que nos hace potenciar nuestro bienestar.
El neurocientifico Rick Hanson nos plantea que a más tiempo
permitimos a nuestras neuronas que logren disparar emociones como la felicidad,
la gratitud, la esperanza, están van a dejar una huella cada vez más intensa.
Pero claro que esa tendencia natural que tenemos a quedarnos
enganchados a las experiencias negativas, genera sufrimiento y nos ancla en esa
sensación negativa ya que no potenciamos un gestión que nos permita
experimentar esa capacidad de brindarles más tiempo en nuestra vida a esas
situaciones positivas para que se fijen en nuestra memoria a largo plazo.
El cerebro tiende a reaccionar de una manera muy intensa
ante las malas noticias, mientras que las buenas las dejamos pasar sin
prestarles atención. Este fantástico órgano está preparado para garantizar
nuestra supervivencia, y lo hace de forma espectacular, pero eso sacrifica en
múltiples ocasiones nuestro potencial de felicidad, ya que se ha acostumbrado a
detectar amenazas y por ello debemos de potenciar la posibilidad de que
aprendamos a gestionar herramientas que nos ayuden a sacarle partido a esas
buenas experiencias que en ocasiones pasan por nuestra vida sin pena ni gloria
y sin duda eso hace que nos construyamos acostumbrados a movernos en terrenos
que entendemos no peligrosos, algunos denominan a esta forma de
auto-protección, zona de confort. Esta auto-protección o zona de confort es
útil en situaciones de miedo real. El miedo es una de nuestras emociones
primarias, y aunque desagradable, en ocasiones es muy necesaria para no actuar
temerariamente.
Debemos de entrenar a nuestro cerebro a que se acostumbre a
experimentar la felicidad, para ello debemos de aprender a focalizar nuestra
percepción y así poder disfrutar el presente potenciando la vivencia de las
emociones positivas. Atesorando así experiencias positivas en nuestra memoria.
Por esa razón al experimentar cotidianamente dichas experiencias nos permiten
aventurarnos a salir de la zona confort lo que nos permite crecer como
personas.
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